Las Siete Ermitas

Cuatro se ubican en el casco urbano, una en cada punto cardinal, y las tres restantes diseminadas por el territorio casareño. Todas responden a modelos de arquitectura popular, aunque han sido reformadas.

Ermita de los Santos Mártires

Ubicada al Este de la población, en la Avenida Ejido de Abajo, está anexa al cementerio y le sirve de capilla.

Esta edificación del siglo XVI, remodelada en el s. XVII, tiene planta sencilla de nave rectangular sin cabecera. Tiene un atrio abierto en la portada oeste, con tres arcos rebajados sostenidos por columnas, donde s se construyó en el año 1597. La puerta de entrada es un arco de medio punto de grandes dovelas. El presbiterio está destacado en altura por un escalón y mayor elevación de la cubierta y en la parte del evangelio se encuentra el púlpito de granito. El altar mayor tiene un ventanal con vidrieras contemporáneas representando a Cristo resucitado. El retablo mayor es una obra del taller “Escultura Religiosa Tena”, de Valencia y está presidido por la Virgen de la Consolación, obra del siglo XVIII. A ambos lados están las imágenes de los Santos Mártires: San Fabián, del año 1578, obra de Juan de Santillana y San Sebastián, también venerados. También tiene un óleo en lienzo: “Dios Padre y las Ánimas del Purgatorio”, de finales del siglo XVIII.

Ermita de San Bartolomé

Se erige al sur del casco urbano, al final de la Calle El Santo. Su arquitectura responde, como las anteriores, a modelos populares, aunque ha sufrido numerosas remodelaciones. Edificada en el siglo XVII con mampostería de granito revestida en algunas paredes con enfoscado aplantillado. En la fachada lateral hay una puerta adintelada, de cantería, en el dintel se lee: “Natanael le contestó: Maestro, tú eres el hijo de Dios” (Jn 1, 49). Natanael es Bartolomé. En este lateral, veremos una imagen del santo en azulejo talaverano de reciente construcción.

La entrada principal, situada a los pies de la ermita en el lado oeste, es de cantería dovelada con arco de medio punto. Esta fachada se remata por un óculo y una espadaña.

Es una edificación de una nave, dividida en cinco tramos. El ábside tiene bóveda de cuarto de esfera irregular y cañón con lunetos. En la hornacina del retablo mayor está la imagen del San Bartolomé, obra de Tomás de la Huerta, de 1607. Las columnas del retablo muestran la exuberancia de la época barroca.

Ermita de la Soledad

Ubicada al Oeste de la población, en la Ronda de la Soledad, se trata de edificio es del siglo XVII aunque ha sufrido grandes remodelaciones. Tiene una única nave dividida en tres tramos, estando los último abiertos en un lateral. La rejería de entrada a los pies de la nave, es de arco de medio punto con decoración de azulejos talaveranos representando a la Virgen de la Soledad y a Jesús Nazareno. La capilla mayor tiene bóveda de cuarto de esfera y está cerrada por una rejería. Destaca en el exterior la decoración en esgrafiado con motivos vegetales y grifos rodeando la parte superior del cerramiento del ábside. La imagen de la Virgen de la Soledad es del siglo XVII.

Ermita de Santiago Apóstol

Emplazada al norte del casco urbano, al final de la calle Larga Baja, junto a la Vía de la Plata, también conocido como camino de las Barcas, fue un lugar de parada y albergue de peregrinos y transeúntes. Se construiría entre finales del siglo XV y principios del XVIII, pero tras su importante deterioro, se realizó una reforma en los años 60 del siglo XX, en la que desapareció parte de la construcción original. Desapareció el atrio lateral y la última nave de los pies. Se conserva la capilla mayor y parte de la primera nave, así como la entrada lateral con arco de medio punto. Los materiales de su construcción son sillería, mampostería, y sillarejo. En la fachada oeste se abrió una puerta de arco de ligeramente apuntado con un pequeño óculo sobre la misma, en la última reforma ya en el siglo XXI.

El interior de la ermita es de planta rectangular de una sola nave dividida en dos tramos, con arcos apuntados sobre pilares adosados y presbiterio recto. La capilla mayor se cubre con cúpula semiesférica sobre pechinas y conserva restos de la decoración pictórica aún por datar. En el presbiterio está la imagen de Santiago Apóstol a caballo, talla popular de madera del siglo XVIII y la de Santiago Peregrino en talla en madera realizada por el imaginero sevillano Francisco Berlanga en 2004.

Frente a su entrada lateral hay un pequeño jardín con un miliario.

Ermita de la Encarnación

Al Sudoeste de la población, en la carretera provincial CC-75, encontramos esta ermita que data del siglo XVIII. A ella se accede por una puerta con arco de medio punto, precedida por un pórtico con arcos cerrados con verjas que se colocaron en 1996. La espadaña se levanta sobre la cabecera. La nave es de planta sencilla, con cúpula semiesférica en la capilla mayor con pinturas en el centro con la Virgen rodeada de las alegorías de las Letanías El retablo es de finales del siglo XIX con esculturas de madera policromada representando la Anunciación

En el lado de Evangelio se conserva un púlpito de granito y barandilla de hierro del siglo XIX.

Ermita de San Benito y San Blas

Ubicada hacia el noreste del casco urbano, en la zona de Bando, antes de llegar a los riberos del Almonte. Edificación de mampostería encalada, y con sillería. La fachada tiene tres arcos de medio punto que dan acceso a un pórtico con bóveda de cañón, desde donde se accede al interior. La puerta es un arco de medio punto de cantería. En la cubierta se erige una espadaña encalada.

La nave, de finales del siglo XVI, es de planta rectangular, dividida en dos tramos y presbiterio. La nave es de bóveda cañón, y la capilla mayor (principios del siglo XVIII) de bóveda vaída o de pañuelo.

El retablo es de estilo rococó, con cuerpo de cuatro columnas estriadas decoradas con rocallas. En los intercolumnios, San Benito, Cristo crucificado y San Blas.

En los alrededores de la ermita de San Benito y San Blas, actual casa de los ermitaños se ubicaba la ermita de la Virgen del Almonte, cuya talla románica se encuentra actualmente desaparecida, aunque se ha hecho una reproducción de la misma que se encuentra en la ermita. Del antiguo edificio se conservan algunos interesantes restos.

Ermita de la Virgen del Prado

Sita en el paraje de la Jara, a 8 Km al Oeste del núcleo de población. Los primeros testimonios documentales de la ermita datan de 1524. La ermita posee un pórtico con arcos de medio punto sobre columnas de granito que soportan bóvedas de aristas de ladrillo, envolviendo la cabecera, el costado de la epístola y bajo el hastial

Es un edificio de planta basilical con ábside en cuyo retablo se venera la imagen de la patrona, que se construyó en diferentes fases entre los siglo XV y XVIII.. En el interior la nave está dividida en dos tramos: coro alto (del siglo XVII) a los pies y cubierta de bóveda de cañón con lunetos y presbiterio (finales del siglo XV) cerrado con bóveda de terceletes, en su clave se representa el escudo policromado de los Golfines (mecenas que contribuyeron a la construcción del presbiterio a finales del siglo XV). Al camarín (del siglo XVIII) se accede por la sacristía vieja y tiene una cúpula semiesférica con pechinas, obra de 1788. El mismo se ha embellecido con columnas de mármol y se han representado las cuatro mujeres fuertes en sus pechinas: Rut, Jael, Judit y Esther. Esta obra fue pintada por Ortiz de Badajoz, gracias a la donación de la familia Pérez López en 1992. La marquetería se realizó a mano en Rabat.

La talla de la Virgen está ubicada en la hornacina principal del retablo mayor, el rostro de la Virgen del Prado y su corona de plata son del siglo XVIII

También del mismo siglo son el retablo, de estilo rococó, cuyo cuerpo está rematado con dos ángeles tocando trompetas, con decoración de rocallas dorado y la imagen del Niño Jesús.

Se conservan en la ermita dos óleos sobre lienzo: San Juan Evangelista, con un marco de rocallas y Adoración de los Pastores. Ambas obras, del siglo XVIII, son del pintor Nicolás Antonio José Hidalgo, natural de Villanueva de la Serena.

La verja de hierro que separa el presbiterio de la nave es del siglo XIX. De este siglo también son las pinturas murales: Anunciación, Coronación de la Virgen, y Asunción. Las otras pinturas, Cristo predicando el sermón de la montaña, y Cristo predicando antes varios templos paganos, son del año 1930. El púlpito se realizó en 1788.

Hay constancia en el año 1580 de la existencia de la Hermandad de la Virgen del Prado, y del oficio de ermitaño en su lugar.

La Virgen del Prado fue coronada canónicamente el 15 de agosto de 1988 por el Excelentísimo Reverendo Sr. Obispo de Coria-Cáceres, D. Jesús Domínguez, a propuesta del párroco D. Esteban Durán.